BUCEO
EN EL HEROICO BARCO CANADIENSE “RESTIGOUCHE”, CONDENADO A LOS OSCUROS ABISMOS
DE LAS PROFUNDIDADES.
POR
BETO “DELFÍN” FARES. MAR AZUL.
Estoy buceando a sesenta y cinco metros de profundidad,
en un panorama totalmente gris oscuro, soltando mis desbocados tristes
recuerdos, del hundimiento del barco de guerra Canadiense Restigouche, ha sido
la noche más amarga en la historia del buceo Mexicano, ahora a quince años de
distancia, tocando el recio acero del barco, mis ojos se cubren de lágrimas, un
increíble proyecto de arrecife artificial, fue brutalmente atacado, dando la
orden de contingencia, sellaron el fatal destino de una nave que era vital para
el buceo Acapulqueño, como demonios sueltos, la perritura de algunas personas
dieron al traste con el fabuloso proyecto, cada año desde el 2001, he venido
una vez a bucearlo y siempre se me llenan los ojos de lágrimas amargas, todos
mis sentimientos explotan de impotencia, no pudimos salvar al barco Restigouche,
los buzos quisieron amarrarse al barco, era doloroso ver como en plena
oscuridad de la noche, lo llevaban lejos de su destino.
Arbitrariamente, sin escrúpulos se dio la orden de
contingencia, remolcando al heroico Restigouche, con un barco de recreo, que
por el mayor peso del barco de guerra, era jalado, una maniobra pésima, después
de varias horas de alegatos, entre las autoridades, buzos y prensa, que
acompañamos el triste destino del barco Restigouche, muy retirado de dónde
debieron, por piedad haber vertido al Restigouche, en un estúpido afán de
esconder sus porquerías de la maldita corrupción, lo hundieron en la oscuridad
de los abismos profundos del mar, en medio de millones de burbujas, haciendo un
gran remolino, levantando la proa en posición de una regla vertical, el Restigouche
fue hundido sin honores, ha sido la noche más amarga del buceo Mexicano, la
perritura no tiene límites.
Quince veces he inmersionado el famoso Restigouche,
siempre le he llevado regalos, banderas Mexicanas, collares de caracoles, pulseras
de delfines, lámpara en mano recorriendo al Restigouche, en buceos de
veinticinco minutos, con cuatro paradas de descompresión por más de una hora treinta
minutos, cargando cuatro tanques, dos de aire comprimido y dos tanques con
oxígeno enriquecido al treinta y seis por ciento, es un buceo para buzos
técnicos, peligroso, un error puede ser de consecuencias fatales, siempre
llevamos un plan de inmersión, bien detallado y estudiado, dos lámparas, por si
falla una, nos ponemos muy buzos, checando tiempo y profundidad, he buceado con
el rey del Restigouche, el buzo Suizo profesional Benny Hess, con el campeón en
apnea Armando Torres, que allí entrenaba a pulmón, con Ricardo Garibay, con
Raymundo Cabañas, el instructor de empresarios ejecutivos Pedro López, la
campeona de buceo Sofía, con Benni Gómez, la Argentina Cristina, mi maestro Mario
Treviño, buzos técnicos de la UNAM, he tenido la gran fortuna de tener excelentes
hermanos buzos de compañía.
A pesar de todos los errores, tenemos un barco Restigouche,
con mucha vida, hay peces muy grandes, corales, caracoles, abanicos, parece un
jardín marino, cuando alumbras con tu lámpara submarina, solo es para buzos
profesionales, ese es el problema, mientras tenga salud, este buzosaurio
seguirá retando los profundos abismos, el RESTIGOUCHE, bien vale visitarlo.
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